sábado, 27 de agosto de 2011

                                           Mis hombres son chubascos. Vienen, me ennegrecen la vidame ponen de mal humor, me frizan el pelo, me llueven un poco en la cabeza y después se van. Uno pensaría que después de tanta lluvia sale el sol, pero no. Si algo aprendí a través de los años es esto: a un chubasco siempre, sin remedio, le sigue otro.Esta es la historia de como me convertí es esta cínica que soy, de como alguien como yo puede terminar así. No son pocas las caras de la soledad. Ya saben: se puede estar solo en una fiesta de declarados amigos, en un asado familiar, en una mesa ruidosa de ex compañeras del secundario; se puede estar sola en la ciudad -a todas nos ha pasado- aunque todos los flacos te miren y te murmuren cosas cuando pasás. Pero, ¿saben que? también estamos solas cuando al amor lo encontramos online: lo leemos, lo sentimos, pero no lo vemos.